Autor: Ing. Miguel Angel Tisalema Sisa

terça-feira, 4 de julho de 2017

Construyendo sin terremotos

La Sociedad Dominicana de Sismología lleva cuatro décadas hablando de la problemática sísmica a nivel nacional, haciendo recomendaciones para el análisis sísmico de estructuras de alto relieve.

Por Manuel Volquez
Más de 300 escuelas nuevas no cuentan con licencia de construcción, más de 6 mil de estos centros de enseñanza son vulnerables, 56 centros de atención primaria no tienen planos aprobados y 70 % de los hospitales no estarían disponibles por los daños sufridos en caso de ocurrir un desastre natural.
La advertencia la hace el presidente la Sociedad Dominicana de Sismología e Ingeniería Sísmica, Leonardo Reyes, al destacar que en la República Dominicana se están levantando edificaciones, sobre todo residenciales y grandes torres comerciales, como si no existieran terremotos.
Por más de 40 años la entidad viene anunciando que los suelos nuestros podrían temblar tan fuertes como para que acontezca una catástrofe. Pese a la advertencia, se siguen construyendo al vapor edificios, casas, hospitales, escuelas, túneles, puentes y carreteras, sin tomar en cuenta los riesgos sísmicos.
La Sociedad Dominicana de Sismología lleva cuatro décadas hablando de la problemática sísmica a nivel nacional, haciendo recomendaciones para el análisis sísmico de estructuras de alto relieve. Pero es como predicar en el desierto. Empresas privadas y nuestros gobiernos continúan llenando el país con edificios de estructuras cuestionables desde el punto de vista de la seguridad para los usuarios. ¿Son infraestructuras confiables? Esa interrogante también circula en mi mente.
Leonardo Reyes habló sobre este interesante tema durante una entrevista concedida al periódico El Caribe, que se publicó el 1 de julio de 2017. Dijo cosas que deben llamar la atención de la sociedad, en sentido general, pues estamos viviendo en un país donde se producen sismos a diario, aunque de baja intensidad, y en cualquier momento nos podría sorprender un terremoto similar al ocurrido en Haití en el 2010.
¿Cuáles son las edificaciones de mayor riesgo en el país?, se le preguntó a este experto en sismología. Su respuesta le eriza la piel a cualquiera: “El hospital de Las Fuerzas Armadas fue de avance en su momento, pero ese sistema colapsó, ese sistema de losas que no están soportadas sobre vigas, sino que las columnas simplemente soportan la losa. Ese hospital fue evaluado desde el índice de seguridad hospitalaria. Sin embargo aunque se ha advertido la peligrosidad de la edificación y el riesgo de que no esté disponible a la hora que en un desastre lo necesitemos, tenemos la situación de que no se ha hecho nada”.
¿Cuál es la situación de las escuelas y hospitales?, fue otra interrogante que generó una respuesta escalofriante: “Cuando tú me dices a mí que has construido casi 400 escuelas y ninguna tiene licencia de construcción, son todas obras ilegales; o cuando tú me dices que estás haciendo 56 edificios de atención primaria a nivel nacional y no tienes un plano aprobado. Entiéndase que en las escuelas no hubo revisión de la parte eléctrica, sanitaria, estructural; que no se sabe si la localización cumple o no. Eso es una práctica que ya debemos parar”.
“Las escuelas existentes, que son alrededor de 6 mil, son vulnerables todas. No es cuestión que si están bonitas o feas, es que conceptualmente la estructura de nuestras escuelas no es para zona sísmica y no lo queremos entender. Cada vez que me refiero al tema sale un grupo defendiendo que están bien; y no están bien, si viene un terremoto y mueren 20 mil niños, ¿a quién se le va a echar la responsabilidad?”.
Este especialista advierte que estamos invirtiendo miles de millones de pesos en remozamiento de hospitales sin averiguar si ese centro, que tiene 60 o 70 años, aguanta o no un terremoto.
Desafortunadamente, compramos candados sólo cuando nos roban. Somos tozudos, descuidados, oídos sordos, improvisadores e irresponsables. Actuamos cuando la desgracia nos sorprende. Me adhiero al sentir de este buen dominicano. Aún estamos a tiempo para salvar vidas.

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